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Puerto Rico: ¿más que reggaetón?


  • Hace varios días, un artículo de Prensa Asociada tenía como subtítulo “Puerto Rico es mucho más que reggaetón.”
    “Puerto Rico es un país que está súper ávido de cosas nuevas y es bien importante que salgan artistas que demuestren que hacen otra cosa que no es reggaetón”, dijo Kany García, una joven cantautora puertorriqueña del género pop que está promocionando su primer disco.

    El comentario de García me recordó un artículo del célebre escritor puertorriqueño Juan Antonio Ramos, publicado hace varios meses en El Nuevo Día. En él, Ramos reacciona a una cantante mexicana que explicó la inclusión de reggaetón en su nuevo disco como un homenaje a Puerto Rico. “Está claro que el reguetón es de ustedes los puertorriqueños, nació aquí, decir reguetón es decir Puerto Rico”, aseguró la cantante.

    La respuesta inicial del escritor fue notar lo mucho que ha cambiado la percepción del género: “Hace cinco o siete años atrás tal afirmación habría sido tomada no sólo como un lamentable desatino, sino como un monumental insulto a la dignidad del pueblo puertorriqueño”.

    “El éxito del reguetón es tal que se ha quedado sin detractores”, escribe Ramos con marcada exasperación. “No sería exagerado decir que hablar mal del reguetón es casi un sacrilegio. Es casi ser un mal puertorriqueño”.

    Los comentarios de Kany García y Juan Antonio Ramos me han dejado pensando en la vertiginosa trayectoria del reggaetón de los márgenes hacia el centro. Antes perseguido y severamente marginado, el reggaetón se ha entronizado como la gallinita de los huevos de oro de la música boricua comercial.

    Me parece fascinante que un género cuyas bases musicales principales llegaron no hace mucho a Puerto Rico desde Jamaica, Panamá y los Estados Unidos, sea ahora visto como sinónimo de “la nación puertorriqueña”. Y me intriga que mientras García y Ramos critican lo que perciben como el monopolio del reggaetón, muchos reggaetoneros boricuas alegan que se les sigue marginando a nivel musical y social en su país.

    En la columna de la semana que viene le echaré otro vistazo a este asunto.

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